miércoles, 4 de mayo de 2016

HOMILIA ASCENCION DEL SEÑOR. Ciclo C

Frente a tanta mala noticia, el hombre necesita más que nunca de Buenas Noticias. No se trata de censurar a los otros, ni de condenar a nadie, sino de hacer posible y gozosa la salvación de todos, ayudando a todos a descubrir en el mundo y en la vida la huella de Dios.

Jesús nos encomienda una misión: Id y dad buenas noticias. En esto consiste la catequesis y la evangelización.

La Iglesia vive para evangelizar. La gran tarea que surge con la ascensión del Señor es la de ir al mundo y hacer discípulos.

La Iglesia no es un círculo de creyentes, sino un movimiento de acercamiento a todos para que puedan creer.

Lo importante de la Iglesia no es ella, sino la misión que nos confió Jesús. Y esa misión es evangelizadora, animadora, motivadora.

No podemos hacer todos, todo; pero entre todos, con todos, podemos hacer todo lo que Jesús nos ha encomendado.

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jueves, 28 de abril de 2016

HOMILIA PARA EL DOMINGO 6 DE PASCUA. C

Que no se pierda mi Mensaje. Es el primer deseo de Jesús. Que no se olvide su Buena Noticia de Dios. Que sus seguidores mantengan siempre vivo el recuerdo del proyecto humanizador del Padre.

“El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”).

Ellos no están de visita por unos minutos; no están de vacaciones por unas semanas. No, nosotros somos su hogar permanente, y para siempre.

Dios Padre y su Hijo Jesús tienen su morada eterna en nosotros, nos han amado, nos aman y nos amarán para siempre.

Así, podemos atrevernos a decir, con plena confianza: “No soy fiel, pero creo en Dios”. “No soy humilde, ni caritativo, ni bueno, ni santo, ni sincero, ni casto, ni cariñoso, ni servicial, ni pacífico, ni…, PERO CREO EN DIOS y Él me ama”.

 

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miércoles, 20 de abril de 2016

HOMILIA DEL DOMINGO 5 DE PASCUA. CICLO C

La historia de cada uno y de la Iglesia, como también de la sociedad en la que vivimos, puede no ser demasiado consoladora en estos momentos.

A muchos, por ejemplo, les produce dolor contemplar la falta de fe en la sociedad actual. Otros tienen problemas en la familia o en su propia vida. Sea cual sea nuestra situación, la Pascua nos invita a hacer un ejercicio de visión positiva de la historia y de las personas.

Pascua es un acto de fe en que sí es posible ese cielo nuevo y esa tierra nueva: porque el Señor ha resucitado, y su Espíritu actúa, y, por poco que le dejemos, quiere ir cambiando las cosas. No es un simple deseo de que las cosas vayan bien, sino la esperanza en que Dios cumplirá sus promesas.

Un voto de confianza a Dios. Un voto de confianza a la sociedad y a la Iglesia. Hay muchas fuerzas escondidas, medio dormidas, en las personas y en la comunidad, que sí pueden despertar y mejorar nuestra historia.

Claro que hay dificultades. Somos conscientes de ello. Pero a pesar de todo, seguimos creyendo en la fuerza del Señor.

 

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viernes, 15 de abril de 2016

DOMINGO 4 DE PASCUA. C

El Evangelio es muy corto, pero habla claramente de la ternura y el cuidado que tiene Jesús para su gente. Dice que su rebaño es el regalo de su Padre y que Él lo va a cuidar con mucho cariño, como cuando a nosotros nos encomiendan un regalo o una tarea.

Por tanto, es un Evangelio que nos da confianza. Que Dios nos va a cuidar durante toda la vida. Y eso nos trae cosuelo y paz. Especialmente en momentos difíciles. Es bueno estar seguro de esto: “Aunque camine por barrancos oscuros… nada temo”.

Encontramos también otros temas en las lecturas, el tema de la diversidad del rebaño de Cristo, pero no voy a hacer otra reflexión mas que ésta: Las diferencias que puedan existir entre nosotros (políticas, culturales o profesionales…) son riqueza, nunca adversidad

 

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viernes, 8 de abril de 2016

HOMILIA DOMINGO 3 DE PASCUA. C

Solo la presencia de Jesús da sentido a nuestra vida. La ausencia de Jesús nos deja sumidos en la noche. Por eso, cuánto bien nos hacen los que lo reconocen con pasión, los que lo han descubierto. Nos llenan de alegría.

La pregunta que hace Jesús a Pedro ¿me quieres? ¿me quieres?. No es tanto para que responda, sino para que no se olvide de lo que vale vivir con amor. No da a nadie por perdido, ni siquiera al que le negó.

Afortunadamente, gracias a Jesús, los pecadores podemos volver a sentir el afecto de Dios. Cómo Dios nos apacienta.

Apacentar es llevar en los labios un relato de salvación, es tener como meta la compasión. Apacentar es escuchar el latido de otros corazones, especialmente de los que están mal. Apacentar es sanar las heridas, cualesquiera que sean, con la misericordia de Dios.

Apacentar es sembrar calor en caminos rotos, y belleza en vidas manchadas.

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sábado, 2 de abril de 2016

HOMILIA DOMINGO 2 DE PASCUA. C

Las llagas pueden ser curadas y el miedo puede tornarse en alegría. El Resucitado regala siempre dones, porque desde el cielo no puede venir otra cosa.

Cómo recibieron los primeros creyentes el anuncio de que existe la Resurrección. Resucitado está, pero por un lado, a Tomás le costó; a algunos lo tomaron como un delirio, y, sin embardo, los demás con una alegría valiente.

Jesucristo resucitado sigue presente en medio de nosotros y de su Iglesia. Él es, ahora, el poseedor de las llaves de la muerte.

El Viviente animó —y sigue animando— a todos los perseguidos, afligidos y desalentados de la historia.

¡Cristo vive! Déjate entusiasmar por él.

 

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martes, 22 de marzo de 2016

JUEVES SANTO 2016

Hablamos de vidas apasionantes, de relaciones apasionadas, de crímenes pasionales… Y estos días vamos a oír hablar muchas veces de la Pasión de Jesús. La contemplaremos en cuadros y pasos, la escucharemos en relatos sobrecogedores, la veremos en escenas cargadas de dramatismo: veremos una Verónica llorando, un Juan apesadumbrado, un galileo con dos palos cruzados al hombro, veremos una Magdalena arrodillada, una Madre rota de dolor, un Pedro avergonzado, un Hombre amarrado, luego clavado en una cruz… Todas ellas, escenas llenas de pasión. Porque sin pasión es difícil entender esas vidas.

Se nos ha acusado a los cristianos de que alentamos al sufrimiento, al sacrificio y a la penitencia, y que no nos gusta la alegría, ¡No!. ¡A Dios no le gusta la sangre!. ¡No! La sangre la quieren y la buscan los verdugos, nosotros ¡no!. La muerte la siembran los asesinos, nosotros ¡no!. Y si alguna vez fue así nos estábamos equivocando. La burla la hacen los espectadores, nosotros ¡no!. ¡Y Cristo, menos!. ¡Nosotros lloramos y nos compadecemos!. Por eso no se nos entiende. Porque…

En un mundo que busca el éxito fácil y visible, o la mayoría solo para imponerse o imponer sus ideas, o la dádiva como estrategia… no tiene cabida la pasión sino la ganancia y hasta la usura. En un mundo de titulares llamativos, de portadas impactantes, de méritos y medallas, de postureo y de fachada, de galardones y vitrinas, de diplomas y reconocimientos… no hay sitio para Dios. Y mientras tanto no haya sitio para Dios, el diablo y la debilidad humana hundiéndonos en un mundo de individualismo, de división y revanchismo, al que siempre encontramos justificación.

¿Donde se nos ha quedado el vivir por un ideal, el luchar por una causa, el vivir de acuerdo a la fe del Bautismo y, donde ha quedado nuestra fidelidad a unas costumbres cristianas que con tanto decoro vivieron nuestros antepasados y por las que tantos sacrificios hicieron?. Lo dicho, los espectadores sacando rédito, mientras la sociedad se va deshaciendo en pedazos, eso sí, sin que se les note mucho.

Menos mal que Jesús sigue con nosotros, acompañándonos hasta el final. Para eso nació y, apasionadamente, para eso vivió: para juntarnos. Al rebaño disperso, a la familia desunida, a los enfrentados por sus ideas… quiso reunirlos. Nació para juntarnos, vivió para juntarnos, reza para juntarnos, fue crucificado por juntarnos, y… resucitado sigue tratando de juntarnos. Aquí, allí, en la plaza, en el consistorio, en la casa y en la Misa. No ha hecho otra cosa que juntarnos. ¡Y nosotros levantando muros, rompiendo puentes, cerrando fronteras y negando acuerdos!

¡Donde estén dos o tres reunidos…! ¡Amaos como yo os he amado!

 

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viernes, 18 de marzo de 2016

HOMILIA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Estos días nos asomamos a la pasión, a la muerte, a la vida que se entrega, al abandono, al miedo, a la confianza… Nos asomamos a la hondura del ser humano, capaz de lo mejor y de lo peor; y a la ternura de Dios. Y ahí están también nuestros dolores y nuestras esperanzas, nuestra soledad, las gentes que nos acompañan y a quienes acompañamos… La coherencia y el desaliento, la fortaleza y la debilidad de cada ser humano. Mirados por Dios. Mirados con la compasión de Dios…

Dice el profeta Isaías: “No tenía presencia ni belleza que atrajera nuestras miradas ni aspecto que nos cautivase” (Is 53, 2). El pobre y el marginado tampoco tienen nada que atraiga.

Vamos a asistir estos días como a una escuela en donde veamos cómo el odio puede hacer mucho daño; cómo la murmuración puede destrozar una vida; cómo la apatía puede hacer sufrir; cómo la soledad puede ser fructífera; cómo el perdón puede arreglar situaciones embarazosas; cómo el amor puede desactivar conflictos; y cómo la fe puede remover dificultades. Esto y más es cada semana santa.

Vuelve a decir el profeta: “Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento” (Is 50,4).

No hay nada más engañoso que ver las cosas desde lejos, desde la distancia, desde arriba, asépticamente. Pero Jesús se agacha, para llegar allá abajo, adonde están quienes no tienen quién les alce. Jesús ve con los ojos húmedos de quien llora los llantos y las penurias de este mundo.

Y cuando vemos como Jesús podemos ver un mundo sanado, aunque a veces no lo parezca. Porque su caricia sana las heridas. Y el mal no vence.

No mires el mundo desde la sombra o la queja. No lo mires desde el lamento o desde la rendición. Míralo buscando en él los destellos de Dios, los milagros cotidianos, las pequeñas o grandes victorias del amor, de la Vida. Míralo como miró Jesús a la adúltera, a Zaqueo o al buen ladrón.

 

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martes, 8 de marzo de 2016

HOMILIA DEL DOMINGO 5 DE CUARESMA. C

DOMINGO 5 DE CUARESMA. C
El peso de un objeto no lo determina solamente el peso en sí mismo sino durante cuánto tiempo lo sostengo. Lo mismo pasa con las preocupaciones, los pecados, la tristeza, la pereza, la ira o la soberbia… Cuanto más tiempo las cargas más insoportable se hacen y más paraliza la virtud.
Esto tiene una explicación significativa en las lecturas de hoy, entre otras muchas cosas porque el Evangelio nos habla de piedras, de pesos y de conciencia.
Aquellas piedras, en las manos acusadoras de aquellos hombres, apenas les pesaban en el momento de la acusación, pero a medida que transcurría el tiempo y después de las palabras de Cristo las tuvieron que soltar porque empezaban a dolerle, y quizá no en las manos sino en la conciencia, que es donde más duelen las cosas.
Y lo mismo en la conciencia de aquella mujer que el mismo Cristo tuvo que descargarla de tanto peso: “En adelante no peques mas”.


miércoles, 2 de marzo de 2016

Homilia para el Domingo 4º de Cuaresma

Cuando aquél hijo venía con su discurso preparado: "Padre, pequé... ya no merezco ser llamado hijo tuyo…" el Padre lo abraza.

Dios no sólo perdona, sino que incluso olvida que ha perdonado.

Parecida fue en aquella otra parábola que contaba la oveja que se le perdió a aquél pastor. Y es que cuando se trata de salvar una oveja, dialogar con una samaritana deshonesta, interponerse entre una adúltera y sus acusadores, o comer con el defraudador Zaqueo, a Jesús no le da reparo, ni le desanima el riesgo.

De verdad, no creo que se comporte de otra manera con nosotros.

Solo el Amor es capaz de hacer cosas así. Cuando medito sobre este amor me lleno siempre de paz. ¡Cuánto tenemos que aprender! (o por lo menos, yo).

 

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jueves, 25 de febrero de 2016

¡Qué oportuna es la Cuaresma!

La parábola de la higuera que no daba fruto, nos representa, y ¡bien!. No estamos dando el fruto que Dios espera de nosotros. Y no será porque no nos lo ha dicho y repetido mil y una veces. «Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro».

Por eso es tan oportuna la Cuaresma. El amo de la higuera es Dios mismo, que año tras año viene a buscar el fruto. Y volverá a venir. Y volverá a esperar, porque nuestro Dios es un Dios paciente, que espera y vuelve a esperar y volverá a esperar hasta que demos fruto. ¿Será esta Cuaresma? ¿Será la del próximo año?

Tenemos la suerte de pensar que la paciencia de Dios nunca se acabará, pero nuestra vida no dura siempre. Por eso, que sea en esta Cuaresma.

 

Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.

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jueves, 18 de febrero de 2016

HOMILIA DEL 2º DOMINGO DE CUARESMA.C

DOMINGO 2 DE CUARESMA. C

El ritmo, la prisa, las programaciones, el trabajo, la comida, la compra, la casa, los chicos… (lo habrás notado), te están sometiendo, seguro, a una permanente lucha y… te resientes, te abrumas y te estresas. ¡Te sientes tan imprescindible!.

Tú sabes que una de las fuentes de mayor agobio es querer hacer muchas cosas a la vez.

Fíjate bien en lo que te voy a decir: cabe la posibilidad que, por nerviosismo, estropees, incluso, hasta lo que has hecho bien.

Así que, acuérdate, a ti te toca sembrar, y que es Dios el que da el crecimiento. No lo olvides.

Siéntete un privilegiado de poder trabajar, y de poder hacer las cosas, pero el Señor te invita a detenerte al menos un poquito con Él. Él te ofrece un descanso, un Tabor, que te serenará.

Hazme caso y busca un rato para descansar con el Señor donde puedas saborear la alegría “¡de ser su hijo amado, su preferido!”.

 

Argelio Domínguez

Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.

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martes, 9 de febrero de 2016

HOMILIA DOMINGO 1º DE CUARESMA. C

DOMINGO 1 DE CUARESMA C

Si el Miércoles de Ceniza escuchábamos la invitación a la conversión del corazón para rehacer nuestras relaciones con los demás, con Dios y con nosotros mismos, hoy somos exhortados a no caer en la tentación, tal como rezamos en el padrenuestro.

En la segunda parte del padrenuestro pedimos a Dios lo que cualquier padre o madre nunca negará a sus hijos: el pan, el perdón y el amparo ante la tentación y el mal. Y es verdad, un buen padre y una buena madre advierten a los hijos ante los peligros que les puede presentar la vida.

Nuestro Padre-Dios bueno nos advierte, al empezar la Cuaresma, para que no nos descuidemos. Que las tentaciones siempre están vigentes: la preocupación excesiva por los bienes materiales, la preocupación del poder y el dominio sobre los demás y la preocupación por los honores. Si nos descuidamos seguiremos cayendo en esas tentaciones. Y el Padre bueno nos advierte: ¡ten cuidado!

Antes de participar en la Eucaristía, ponemos el acento en estas palabras del Padrenuestro: «...no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal».

 

Argelio Domínguez

Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.

HOMILIA MIÉRCOLES DE CENIZA. C

MIERCOLES DE CENIZA C

Cuentan que un hombre quería saber qué debía hacer para encontrar a Dios y llenarse de Él.

Y preguntó a un hombre sabio y santo que para responderle le llevó a la montaña, y no le dejó beber agua en dos días.

Luego le llevó a un naciente en el suelo donde nacía el río que abastecía de agua a todo el pueblo.

El sabio le dijo: "Sabes, por tu propia experiencia, que no podemos sobrevivir sin beber agua ¿Cómo tomarías de esta agua en este momento?"

El hombre se arrodilló y bajando su cabeza bebió del agua que brotaba del suelo.

El hombre sabio le dijo: "Es eso exactamente lo que debes hacer para encontrar a Dios y saciarte de Él: Dejar de lado tu suficiencia, reconocer tu necesidad de agua, o sea, Dios, arrodillarte e incluso doblegarte hasta llegar al suelo.

Es la única forma de beber el agua que te salvaría, por lo tanto para salvar tu alma debes reconocer que sin Dios no tienes salvación y ser humilde. Tu recompensa será poder beber del agua que salvará tu vida."

Y la Cuaresma es precisamente eso.

 

Argelio Domínguez

Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.

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martes, 2 de febrero de 2016

HOMILIA PARA DOMINGO 5 DEL TIEMPO ORDINARIO - C

DOMINGO 5 DEL TIEMPO ORDINARIO - C

Este relato de la pesca inesperada y milagrosa en el lago ha sido escrito para infundir aliento a la Iglesia cuando experimenta que todos sus esfuerzos por comunicar su mensaje fracasan. Lo que se nos dice es muy claro: hemos de poner nuestra esperanza en la fuerza del Evangelio.

Jesús está a orillas del lago, y "la gente se va agolpando a su alrededor para oír la Palabra de Dios". No por curiosidad. No para ver milagros. Solo quieren escuchar de Jesús la Palabra de Dios.

Los sacerdotes y los cristianos en general, venimos experimentando que nuestra capacidad para transmitir la fe a las nuevas generaciones es cada vez menor. ¡Y no han faltado esfuerzos e iniciativas!.

Pero, yo creo que, ha llegado el momento de recordar que en el Evangelio de Jesús hay una fuerza de atracción que no hay en nosotros.

Lo más importante en estos momentos críticos es la vida y la persona de Jesús. Lo decisivo es que la gente entre en contacto con él.

La fe cristiana solo se despierta cuando las personas descubren el fuego de Jesús. Yo puedo invitarte, explicarte, argumentarle, aconsejarte… pero eres tú y solamente tú quien toma la decisión de seguirlo o no.

Así que, ánimo, Él te espera para hablar contigo.