DOMINGO 2 DE CUARESMA. C
El ritmo, la prisa, las programaciones, el trabajo, la comida, la compra, la casa, los chicos… (lo habrás notado), te están sometiendo, seguro, a una permanente lucha y… te resientes, te abrumas y te estresas. ¡Te sientes tan imprescindible!.
Tú sabes que una de las fuentes de mayor agobio es querer hacer muchas cosas a la vez.
Fíjate bien en lo que te voy a decir: cabe la posibilidad que, por nerviosismo, estropees, incluso, hasta lo que has hecho bien.
Así que, acuérdate, a ti te toca sembrar, y que es Dios el que da el crecimiento. No lo olvides.
Siéntete un privilegiado de poder trabajar, y de poder hacer las cosas, pero el Señor te invita a detenerte al menos un poquito con Él. Él te ofrece un descanso, un Tabor, que te serenará.
Hazme caso y busca un rato para descansar con el Señor donde puedas saborear la alegría “¡de ser su hijo amado, su preferido!”.
Argelio Domínguez
Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.