sábado, 2 de abril de 2016

HOMILIA DOMINGO 2 DE PASCUA. C

Las llagas pueden ser curadas y el miedo puede tornarse en alegría. El Resucitado regala siempre dones, porque desde el cielo no puede venir otra cosa.

Cómo recibieron los primeros creyentes el anuncio de que existe la Resurrección. Resucitado está, pero por un lado, a Tomás le costó; a algunos lo tomaron como un delirio, y, sin embardo, los demás con una alegría valiente.

Jesucristo resucitado sigue presente en medio de nosotros y de su Iglesia. Él es, ahora, el poseedor de las llaves de la muerte.

El Viviente animó —y sigue animando— a todos los perseguidos, afligidos y desalentados de la historia.

¡Cristo vive! Déjate entusiasmar por él.

 

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