viernes, 8 de abril de 2016

HOMILIA DOMINGO 3 DE PASCUA. C

Solo la presencia de Jesús da sentido a nuestra vida. La ausencia de Jesús nos deja sumidos en la noche. Por eso, cuánto bien nos hacen los que lo reconocen con pasión, los que lo han descubierto. Nos llenan de alegría.

La pregunta que hace Jesús a Pedro ¿me quieres? ¿me quieres?. No es tanto para que responda, sino para que no se olvide de lo que vale vivir con amor. No da a nadie por perdido, ni siquiera al que le negó.

Afortunadamente, gracias a Jesús, los pecadores podemos volver a sentir el afecto de Dios. Cómo Dios nos apacienta.

Apacentar es llevar en los labios un relato de salvación, es tener como meta la compasión. Apacentar es escuchar el latido de otros corazones, especialmente de los que están mal. Apacentar es sanar las heridas, cualesquiera que sean, con la misericordia de Dios.

Apacentar es sembrar calor en caminos rotos, y belleza en vidas manchadas.

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