Frente a tanta mala noticia, el hombre necesita más que nunca de Buenas Noticias. No se trata de censurar a los otros, ni de condenar a nadie, sino de hacer posible y gozosa la salvación de todos, ayudando a todos a descubrir en el mundo y en la vida la huella de Dios.
Jesús nos encomienda una misión: Id y dad buenas noticias. En esto consiste la catequesis y la evangelización.
La Iglesia vive para evangelizar. La gran tarea que surge con la ascensión del Señor es la de ir al mundo y hacer discípulos.
La Iglesia no es un círculo de creyentes, sino un movimiento de acercamiento a todos para que puedan creer.
Lo importante de la Iglesia no es ella, sino la misión que nos confió Jesús. Y esa misión es evangelizadora, animadora, motivadora.
No podemos hacer todos, todo; pero entre todos, con todos, podemos hacer todo lo que Jesús nos ha encomendado.